tampoco el destino ni la oportunidad,
lo ocurrente ni lo obvio,
lo cercano o lo ajeno,
tampoco lo imaginado…
mucho menos lo real.
Seguir boyando en lo ideal,
en la marea,
salitral.
Ardiente,
deseo del fin,
de la vida vertiente.
Ni la energía ni el cansancio,
ni el pasado abandonado
tampoco el futuro desahuciado,
lo exitoso ni lo fracasado.
Soy la escena desviada,
sin aviso, sin ensayo,
pasa mi tiempo de estrenar,
quizá vine a improvisar.