martes, 11 de octubre de 2016

Mermelada amarga,
tostadas y té...
te pienso,
te extraño,
te lloro,
te espero.
La puerta trasera tiene roto el vidrio,
y el frío de la soledad entra con tu nombre traspasandome los pulmones,
retorciéndome las caricias,
las ausencias,
la esperanza.
Las lágrimas no me salen de los ojos,
pero corren por las cartas inconclusas de la puerta que,
quieta y callada,
alucina tu llegada y mi alegría,
lo imposible,
lo que me devolvería a la vida.